Esta nueva cohorte del Doctorado en Ciencias de
la Educación de la Universidad Fermín Toro, es una oportunidad importante que
les permitirá comprender la complejidad del fenómeno educativo desde las
diferentes ciencias que convergen en la educación a fin de detectar y
solucionar problemas; planear, realizar y evaluar proyectos innovadores que
coadyuven a transformar la realidad educativa de nuestro país.
Desde una perspectiva ciencista de la educación,
el Doctorado tiene un amplio campo de trabajo en el ámbito de la investigación:
en escuela, familia, gobierno, consultoría psicopedagógica, hospitales, centros
culturales, servicios asistenciales, medios de comunicación; entre tantos otros
fenómenos sociales.
El plan de estudios del Doctorado en Ciencias
de la Educación, permite estar a la vanguardia en el ámbito educativo; con un
enfoque metodológico orientado de la práctica a la teoría desde los primeros
semestres y en el desarrollo de proyectos. La Universidad Fermín Toro, cuenta
con la experiencia en educación suficientemente sustentada, en revistas
arbitradas y textos, para tener un amplio prestigio en los estudios de cuarto
nivel. Cursos, diplomados, congresos, entre otros; se ofrecen para preparar mejor
a los futuros Doctores para los retos y necesidades de la sociedad. Se cuenta,
igualmente, con grupos que favorecen un seguimiento óptimo del aprendizaje y
una atención personal por parte de docentes y tutores. La universidad abre
espacios para la investigación y la extensión, desde una docencia responsable,
cooperativa y altamente identificada con el contexto actual y sus vinculaciones
con la sociedad y las instituciones educativas que hacen vida en esa sociedad.
Según José Michel Salazar (en su ensay “Sobre
el estatuto epistemológico de las ciencias de la educación”, aparecido en la Revista
de Teoría y Didáctica de las Ciencias Sociales, Mérida-Venezuela. Enero-Diciembre.
Nº 11, del 2006, Pp.139-157), si analizamos algunos autores, hay una Ciencia
Básica que pudiésemos llamar Ciencia de la Educación, sino que existen Ciencias
Aplicadas a la educación, que se constituyen con los aportes de otras
disciplinas sociales y, siendo de esta manera las Ciencias de la Educación más
bien una tecnología, ya que su fin es la producción de nuevos avances tecnológicos
en materia educativa, de esta forma no habría una Ciencia autónoma e independiente
que se pueda llamar Ciencia de la Educación, sino que ésta se basaría en tomar
el corpus teórico de la Sociología, de la Psicología, de la Economía o de la
Política, (categorías teóricas que no son propias del campo educativo) para aplicarlo
a la educación. Es decir esto lo podríamos calificar como una especie de
ciencia híbrida, ya que no tendría un “modus” propio.
Si tomamos a Durkheim, esgrime Michel Salazar, vemos
que la Ciencia de la Educación aún no ha sido elaborada y, mientras no se
elabore su propio corpus serán los conocimientos de otras disciplinas sociales,
la base en que se sustente la Pedagogía; como es el saber científico, porque
esa tecnología debe poseer un conocimiento científico de base para poder aplicarse.
Si vemos el caso de Dewey, plantea la posibilidad de una Ciencia de la
Educación, que debe ser un conocimiento pragmático, positivista y científico,
para ello se deben tomar aportes de la Sociología, de la Psicología y de la
Economía. Dewey no habla de una Ciencia de la Educación aparte de estas
disciplinas, sino que la Ciencia de la Educación se va a constituir con el
aporte de las mismas. La forma en que éste concibe la Ciencia de la Educación,
se aproxima bastante a la concepción de Durkheim con respecto a la Pedagogía,
como teoría-práctica. Esta idea se reafirma si se tiene en cuenta que, para
Dewey, no hay una separación entre Ciencia y Filosofía de la educación.
Desde el punto de vista metodológico, en el
Doctorado de Ciencias de la Educación, ustedes tendrán que delinear tres las
grandes corrientes que permean el pensamiento en las Ciencias de la Educación y
que justamente dan origen a los tres métodos de la ciencia los cuales precisamente
toma la educación.
Está el Método positivista; el cual es en
general, aquella actitud teórica que sostiene que el único auténtico
conocimiento o saber es el saber científico. Para ello, el “espíritu positivo”
es fiel a unos principios orientativos o reglas que se mantienen en todas las
filosofías positivas de las diversas épocas: la regla ontológica del fenomenismo,
según el cual la realidad se manifiesta en los fenómenos, obliga a rechazar
cualquier concepción de una esencia oculta más allá de los fenómenos; la regla del
nominalismo, según la cual el saber abstracto no es saber de cosas en sí o
universales, sino de meras cosas individuales generalizadas; la regla que
obliga a renunciar a juicios de valor y a enunciados normativos, en cuanto
carentes de sentido cognoscitivo y, finalmente, la regla de la unidad del
método de la ciencia, según la cual cabe pensar en un solo ámbito del saber,
reducible a la observación y a la experiencia, en definitiva a una única ciencia,
preferentemente la física, en acepción de Michel Salazar.
La principal aportación de Comte al positivismo
es la idea de que la realidad humana es social y también ella debe poder ser
conocida científicamente. A la ciencia que estudia esta realidad como síntesis de
todos los conocimientos humanos llamó Comte “Sociología”. Ahora en el ámbito de
la investigación en la educación muchas de éstas tienen un gran tinte positivo,
en el sentido de que tratan, dentro de lo posible, de manejar al máximo las
“variables objetivas” que se están, eventualmente, estudiando, lo cual se
lograría a partir de instrumentos de recopilación de información lo más válidos
y confiables posible, alejados de la subjetividad del investigador. Normalmente
estas investigaciones entran en el campo cuantitativo, tales como estudios
correlacionales, entre otros.
Está el Método Crítico, destaca Michel Salazar,
que es una expresión introducida por Max Horkheimer hacia 1937 que aplica a lo
que, tras las aportaciones sucesivas de Th. Adorno, H. Marcuse y J. Habermas,
principalmente, será conocido como el núcleo filosófico de la escuela de
Francfort, y que se expresa básicamente a través de críticas a autores y
corrientes filosóficas. Recurre Horkheimer a la expresión de “teoría crítica”
para diferenciar su postura filosófica de la que implica la “teoría tradicional”,
basada ésta en un modelo de racionalidad meramente lógica que confía a la razón
la principal tarea de concordar fines y medios, racionalidad que, a la larga,
se ha mostrado destructora de sí misma y que merece el apelativo de “razón
instrumental”. Frente a ella, la teoría crítica plantea la racionalidad como
una crítica a todas las formas de ideología y dominio que aparecen en la
sociedad actual, históricamente derivadas de un concepto de razón (como
instrumento) que, persiguiendo el dominio de la naturaleza, ha terminado por dominar
al mismo hombre.
A todas estas, explica Michel Salazar, en la
teoría del conocimiento se aprecia un método, una forma distinta de ver y acceder
al conocimiento del mundo y básicamente de la sociedad. En el campo de la
educación se encuentra en estudios de los investigadores que se insertan y
viven el sujeto de estudio desde adentro, en forma participante ya que la razón
es una cuestión de praxis, práctica, que está al servicio de la investigación, como
el sentido común que nos permite conocer lo que vamos a estudiar, ya que de
acuerdo a los seguidores de este método, la razón estaría al servicio de
ideologías y modelos de dominación, y, de esta manera se estaría transformando
la sociedad. Una dimensión esencialmente práctica (praxis), por la que no sólo
se transforma la sociedad sino que también se constituye el hombre.
Y está el método Hermenéutico, que se refiere a
la interpretación. No obstante, ya en los siglos XVI y XVII, además de una
hermenéutica teológica, que interpreta los textos sagrados, aparecen distintas
hermenéuticas: una hermenéutica profana, orientada a la interpretación de los
textos clásicos latinos y griegos, una hermenéutica jurídica, y una
hermenéutica histórica. Con Schleiermacher la hermenéutica empieza a cobrar plena
relevancia filosófica, y comienza a aparecer como una teoría general de la interpretación
y la comprensión. Los datos históricos y filológicos son sólo el punto de
partida de la comprensión y de la interpretación, con ello se acerca al enfoque
trascendental kantiano y opera un giro copernicano en la hermenéutica, que
entenderá fundamentalmente como una reconstrucción de la génesis del texto, en
la cual el intérprete o sujeto que interroga debe idenficarse con el autor. A
su vez, la interpretación no se puede limitar al mero entendimiento de textos,
sino que es la comprensión del todo. Esta versión subjetivista y psicologista de
la hermenéutica. Para Dilthey, también los datos textuales, lo histórico y lo biográfico
son previos al proceso de acercamiento a una realidad que se quiere comprender,
y para comprender es necesario articular los datos en una unidad de sentido. De
esta manera, la hermenéutica aparece como el método de las ciencias del
espíritu, y es la contrafigura del método de la explicación propio de las
ciencias de la naturaleza.
Con Heidegger la hermenéutica se relaciona
directamente con la ontología de la existencia. La comprensión es entendida como
una estructura fundamental del ser humano, es un existencial del Dasein. Así, la hermenéutica no es una
forma particular de conocimiento, sino lo que hace posible cualquier forma de conocimiento.
Esta identificación entre hermenéutica y ontología se hace patente en cuanto
que se aborda la cuestión del sentido del ser a partir de la comprensión del
ser del Dasein. El hombre, en cuanto abierto
al ser, es el intérprete privilegiado del ser.
En una palabra, el Método Hermenéutico a las
Ciencias de la Educación es su capacidad de mostrarnos otra forma de ver el
mundo en el cual se desenvuelve el hombre como ser social. Las llamadas Ciencias
del Espíritu que nos permiten estudiar al joven, al niño en el aula, en su
entorno natural en el cual se desenvuelve, en sus más variadas manifestaciones,
por lo cual el gran desafío para los que estamos en el mundo de la educación es
realizar un gran esfuerzo intelectual parar llegar a comprender al estudiante
en sus más amplias manifestaciones.
A fin de cuentas, les tocará a ustedes
construir un discurso de investigación que trascienda, que produzca nuevo
conocimiento y que se adecue al interés por investigar temas educativos desde
el ámbito de la teoría y la práctica. La tarea es deconstruir ese pensamiento
metodológico que vienen arrastrando desde la experiencia de la maestría o
especialidad, y construir otra manera metódica de abordar los temas de interés
investigativo, sin romper con la lógica de los hechos ni con el manejo adecuado
de los conceptos, según el contexto en donde se desenvuelva. ¡Bienvenidos!
Comienzan una ardua tarea que les traerá más satisfacciones que sin sabores. A
trabajar amigos!!!